lunes, 18 de agosto de 2025

Presentación del Racimo de Oro 2025

Como sabéis -y no me canso de repetirlo cada año, porque todavía hay quienes no lo han entendido-, el Racimo de Oro es mucho más que una condecoración local: es una distinción nacida del corazón de este pueblo para reconocer el esfuerzo, la entrega y el compromiso de personas, entidades y colectivos que han contribuido, desde distintos ámbitos - social, humano, económico o cultural-, al crecimiento y al prestigio no solo de Trebujena, sino también de Andalucía, de España y del mundo.

Lo que define al Racimo de Oro es su vocación universal. No premia únicamente lo cercano, sino lo valioso. No se ancla en el terruño, sino que proyecta nuestras raíces hacia el mundo. Por eso, año tras año, hemos visto cómo esta distinción ha sido compartida por nombres tan dispares y a la vez tan hermanados en su mérito.

El corazón inmenso de Pepi Núñez, que late firme en tierras etíopes, comparte distinción con voces y manos comprometidas como las de Mesa Jarén, Marcelino Camacho, Pepe López, Pepe Chamizo, Médicos Sin Fronteras, la Cruz Roja Ecuatoriana o tantos hombres y mujeres que, desde el sector sanitario, han hecho de la entrega su vocación.

También ha sido reconocido nuestro rico y vibrante tejido asociativo, ese que da pulso a la vida comunitaria: las cooperativas Palomares y Albarizas, la Banda de Música, el Club Trebujena, la Peña Ciclista, el Club de Baloncesto, la Peña La Trilla, el Centro de Adultos, la Asociación de Mujeres Doña Palomares Oliveros o DOPEBECO Sociedad Cooperativa Andaluza. Todos ellos han marchado bajo un mismo estandarte: el Racimo de Oro, símbolo de un abrazo colectivo que enlaza generaciones.

Así, nuestros paisanos Antonio Romero “El Litri” y Pepe Aguilar figuran, con merecido orgullo, junto a gigantes de las letras como Antonio Gala, Rafael Alberti, Caballero Bonald, Almudena Grandes, Luis García Montero o Jesús Maeso. Sus nombres resuenan con la misma dignidad en ese panteón de sensibilidad y palabra.

Y en los ámbitos del arte y el deporte, otro de nuestros grandes, Juan Robles, comparte este galardón con el Cádiz Club de Fútbol y con figuras eternas como Antonio el Bailarín, Manolo Sanlúcar, Carlos Cano, Salvador Távora, María Galiana, Benito Zambrano o Estrella Morente. Voces y cuerpos que han elevado lo cotidiano a la categoría de arte.

Porque el Racimo de Oro no levanta muros: construye puentes. Nos une en la solidaridad, en la cultura, en la identidad compartida y en el deseo profundo de paz y entendimiento entre los pueblos.

Hoy, a este extenso y admirable elenco de personas e instituciones, se suma un nuevo nombre. El Ayuntamiento de Trebujena, en sesión plenaria celebrada el 21 de julio de 2024, acordó por unanimidad conceder el Racimo de Oro 2025 a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui "La Daira".

Una decisión que honra tanto a quienes la reciben como a quienes la otorgan. Treinta años de compromiso: La Daira, luz solidaria entre dos pueblos

En los confines del desierto del Sáhara, donde la arena esconde historias de resistencia y el viento arrastra voces que claman justicia, vive desde hace medio siglo un pueblo condenado al exilio. El pueblo saharaui, desplazado de su tierra, permanece refugiado en los campamentos de Tinduf, en Argelia, desde que el conflicto del Sáhara Occidental lo obligó a abandonar sus hogares, sus raíces y su futuro inmediato.

Allí, entre jaimas, escasez y dignidad, ha crecido ya más de una generación que no ha pisado la tierra que pertenece a su historia. A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional, esta sigue siendo una de las crisis humanitarias más largas, silenciadas y olvidadas del planeta. Sin acceso regular al agua potable, con alimentación limitada, una atención médica insuficiente y un sinfín de desafíos diarios, los campamentos de refugiados han resistido gracias a la fortaleza de su gente… y a la solidaridad de quienes, desde otros rincones del mundo, decidieron no mirar hacia otro lado.

Fue precisamente ese espíritu el que, en 1995, hizo nacer en Trebujena la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui “La Daira”. El nombre mismo, “daira”, alude a las unidades administrativas en las que se dividen los campamentos, pero también remite a la cercanía, a lo cotidiano, al tejido comunitario que une a familias enteras en el desarraigo. Así, “La Daira” de Trebujena se convirtió en una extensión de aquellas otras dairas saharauis, tendiendo puentes invisibles de solidaridad, amistad y justicia entre el sur de España y el corazón del desierto.

Desde su fundación, la asociación se marcó como objetivos:

·         Fomentar el estudio y la comprensión del conflicto del Sáhara Occidental.

·         Fortalecer los lazos históricos, culturales y humanos entre España y el Sáhara, recordando que muchos saharauis hablan nuestra lengua, conocen nuestra historia y comparten siglos de relación.

·         Divulgar, promover y recabar apoyo en favor de la causa saharaui, para que no caiga en el olvido.

·         Impulsar proyectos concretos que mejoren la calidad de vida en los campamentos, enfrentando la precariedad alimentaria, sanitaria y educativa.

A lo largo de tres décadas, “La Daira” ha transformado esos objetivos en acciones constantes, humanas, y profundamente transformadoras. El proyecto Vacaciones en Paz, emblema de la solidaridad entre pueblos, fue la primera gran semilla: en 1995 llegaron a Trebujena los primeros niños y niñas saharauis para pasar el verano en familias de acogida. En sus rostros, la ilusión de vivir una experiencia diferente; en los hogares que los recibieron, el despertar de una conciencia que ya no se apagaría.

Desde entonces, cada verano se ha repetido ese milagro cotidiano. Los niños traen consigo no solo sus historias, sino también la realidad de los campamentos, contada sin filtros. Y en el reencuentro con sus familias temporales, Trebujena se convierte en un lugar de memoria compartida, donde la solidaridad se hace carne.

Junto a esta iniciativa, se han desplegado numerosas campañas de sensibilización en centros educativos, asociaciones, plazas y calles. Entre ellas destacan:

·         Semillas solidarias, que siembran conciencia en las aulas.

·         Cartas a los Reyes Magos, que cruzan el desierto con los sueños de los más pequeños.

·         Roscones solidarios, carreras populares, mercadillos y eventos que, además de recaudar fondos, mantienen viva la presencia de la causa saharaui en la vida cotidiana del pueblo.

Cada 20 de junio, coincidiendo con el Día Mundial del Refugiado, “La Daira” organiza actos de sensibilización y convivencia, recordando que Trebujena también es hogar para la población saharaui residente en la localidad, y que la solidaridad no es solo un gesto puntual, sino un compromiso permanente.

El trabajo de “La Daira” no se ha limitado al terreno emocional o simbólico. Con el apoyo del Ayuntamiento de Trebujena y la generosa implicación de su ciudadanía, se han llevado a cabo proyectos materiales que han aliviado necesidades reales en los campamentos:

·         Entrega de material ortopédico (sillas de ruedas, andadores, muletas, pañales de adultos…) al centro ASAVIN, que atiende a personas afectadas por minas antipersona. Esta entrega se ha mantenido durante años gracias a las caravanas solidarias.

·         Proyecto de envío de 100 cubas de agua, vitales en un entorno donde el acceso al agua potable sigue siendo un bien escaso y valioso.

·         Durante la pandemia de la COVID-19, cuando no fue posible llevar a cabo “Vacaciones en Paz”, la asociación puso en marcha una entrega de cestas de alimentos básicos adquiridas en origen para las familias de los menores que no pudieron viajar.

·         Donación de género textil nuevo a la Asociación Saharaui Dr. Beituha, para su distribución entre mujeres, personas con discapacidad y estudiantes de centros de educación especial.

·         Envío de medicación y material sanitario al Hospital Nacional de Rabuni, con un enfoque especial en el seguimiento del embarazo y el parto. También se entregaron 350 lotes de nutrición infantil y ropa de bebé, además de gafas recicladas para el servicio de oftalmología, libros y juegos de mesa para las bibliotecas de los campamentos.

Cada uno de estos gestos, lejos de ser anecdóticos, ha contribuido a mejorar la vida de cientos de personas. Pero más allá de lo material, ha reafirmado una certeza: el pueblo saharaui no está solo.

Treinta años después, “La Daira” sigue siendo un faro. Su constancia, su entrega silenciosa, su activismo sin pausa han merecido no solo el cariño de quienes han compartido este viaje, sino también el reconocimiento institucional.

Por ello, el Ayuntamiento Pleno de Trebujena, en sesión celebrada el 21 de julio de 2025, ha acordado por unanimidad conceder el Racimo de Oro 2025 a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui “La Daira”, como símbolo de gratitud, admiración y compromiso colectivo.

Este Racimo de Oro no es solo una distinción honorífica. Es la confirmación de que la solidaridad, cuando se sostiene en el tiempo, se convierte en una forma de vida. Que hay pueblos -como Trebujena- que deciden implicarse en las luchas ajenas como si fueran propias. Y que, mientras exista una sola persona comprometida con la justicia, el olvido no tendrá la última palabra.

UNA EXPROPIACION FRUSTADA

 ¿Recordáis que el año pasado os hablé de una carta del Alcalde de Trebujena, fechada el 9 de marzo de 1962 y dirigida al entonces presidente de la Diputación Provincial, Álvaro Domecq? ¿Recordáis también que os dije que en algún sitio debía de existir un acuerdo de Pleno que sustentara esa carta? Pues lo encontré.

Se trata de un acuerdo adoptado el 15 de marzo de 1951, siendo alcalde José Pérez Cumpián. El Pleno respaldó un escrito presentado por el propio alcalde para ser enviado al Gobernador Civil de la provincia. La exposición fue leída por el secretario Federico Villagrán Galán y comenzaba así:

De tiempo inmemorial la única riqueza y medios de vida con que contó Trebujena, gracias a sus magníficos terrenos, parte de su término, consistió exclusivamente en el cultivo de la vid.”

La exposición continuaba recordando con orgullo cómo Trebujena fue pionera en la replantación de las viñas tras la devastación de la filoxera. Y no escatimaba elogios hacia los viticultores del pueblo:

“Los vecinos de esta población, prácticos y peritos excelentes, reconocidos en toda la región, consiguieron de siempre regir y dirigir las plantaciones y labranza de casi la totalidad de las viñas del término de Jerez y Puerto de Santa María y los obreros de este pueblo, en su mayoría viticultores, son ocupados con preferencia en las labores de viña de los referidos términos”.

Pero tras el retrato épico del esfuerzo local, afloraba la preocupación. Se explicaba que, fuera del cultivo de la vid, alrededor de un 20% de los trabajadores agrícolas se encontraban en paro forzoso por la mecanización, y que se habían visto obligados también a acudir al cultivo de la viña:

“acudieron, como sus demás convecinos, al cultivo de la vid, ocasionándose con ello una saturación de mano de obra, que produce crisis periódicas en la población en los meses de noviembre a marzo, algunos años con carácter gravísimo y con grandes trastornos económicos para la totalidad del vecindario y para la Hacienda Local”.

A partir de ahí, la exposición analiza el estado de los cultivos: se menciona que aproximadamente la mitad del término es marisma, y se indica que, por la escasa cosecha de años anteriores y la demanda del extranjero, la viña pasa por un buen momento. Sin embargo, las viñas locales están “viejas y agotadas” y los terrenos disponibles para su reposición alcanzan precios inasumibles, llegando a “14.000 pesetas la hectárea”. Aun así, “vecinos de Trebujena han adquirido ya 50 hectáreas en el término de la vecina Lebrija que están en plena producción.”

Y entonces, el texto lanza su aviso: la situación puede tornarse catastrófica si no se actúa pronto. La frase es clara:

 “Ante la negra perspectiva que se le presenta a este vecindario con el envejecimiento de sus plantaciones y no contar dentro de su término con más terreno adecuado para su reposición que les produzca los vinos selectos de tanto valor, ello en una década próxima representará la ruina total del pueblo, ya que, si en el pasado pudo vivir y hasta desenvolverse con holgura, fue por las labores y producción exuberante de sus viñedos.”

Pero ¿quién iba a ser el destinatario de esos nuevos terrenos? ¿Los jornaleros sin tierra? ¿Los pequeños agricultores ahogados por la pobreza? No. El escrito habla con toda naturalidad de los beneficiarios: “un centenar de Mayetos acomodados” —sí, ese es el término exacto—, con más de 4 hectáreas, es decir, personas con propiedades, con capital, con capacidad para invertir. El problema de estas personas no era la falta de recursos, sino que “no disponen de terrenos” adecuados. Y la solución que se plantea es clara:

“para resolver y salvar este agudísimo problema, dando vida y prosperidad a este laborioso pueblo, salvándolo de la ruina, al par que como hoy, seguirían proporcionando grandes beneficios a la economía del país”.

 Hay que buscarles tierras. Y ya tienen en el punto de mira una zona concreta:

 “existen núcleos de terrenos calizos de idénticas características, ambicionados por estos vecinos, pero nunca conseguido por muchas y tentadoras ofertas que en el transcurso del tiempo a sus distintos propietarios se hicieron. Se trata de una extensión llamada Cerro de la Viña, Crespellina y El Carrascal, unidos entre sí y con una extensión superficial aproximada de 300 hectáreas, formando parte del cortijo de Casarejo, finca esta que tiene una extensión superficial de más 1.100 hectáreas y que hoy es propiedad de doña Petra de la Riva , viuda de Domecq”.

La exposición trata de justificar la expropiación con datos económicos: se explica que esas tierras producen trigo o garbanzos con rendimientos bajos —“3.550 o 6.400 pesetas”—, mientras que si se plantaran de viña, podrían producir “9.550 Kg. de uva por hectárea con un valor aproximado de 20.000,00 pesetas”. De ahí, se construye una proyección que es como el cuento de la lechera:

“transformando la uva en vino tendríamos 1.800.000 litros,  que vendiéndolo a las bodegas al precio de 4 pesetas obtendríamos 7.200.000 pesetas y si se prepara para la exportación, al precio de 8,00 pesetas serían 14.400.000 pesetas.”

Y aquí viene la clave. Para expropiar esas tierras no basta con demostrar que podrían rendir más. Hay que “revestirla como de interés social”, según exige la Ley de 27 de abril de 1946 sobre expropiación de fincas rústicas por causa de interés social. Ya se había intentado acreditar que los terrenos eran susceptibles de mayor rendimiento, pero la ley exige que ese mayor beneficio revierta en la colectividad.

Y eso no se ve por ningún lado. Porque lo que tenemos delante no es un intento de reparto justo, sino una operación para incrementar el patrimonio de los que ya lo tienen, de los que el propio texto denomina sin pudor “Mayetos acomodados”. El reparto propuesto era de dos hectáreas por cabeza. Ni una sola mención a jornaleros sin tierra. Ni una sola línea sobre cooperativas, ni arrendamientos sociales.

Así que, para que la operación pasara por legal, había que construir el argumento social. Y ahí entra el empleo. La exposición afirma que las tierras se cultivan con maquinaria, sin apenas mano de obra, y que si se transforman en viñedos, el impacto en el empleo sería enorme:

“Hoy en la explotación de la parcela que nos ocupa no se invierten jornales ni se da ocupación a obrero alguno, a excepción de algunos eventuales en la época de siembra y recolección, puesto que todas las labores sin excepción se efectúan con aparatos mecánicos. Por el contrario, para la explotación de 300 hectáreas de viña, por no poderse emplear aparatos mecánicos, se precisa invertir cerca de 400 obreros fijos y hasta 800 en las épocas de las labores más importantes como es la cava, vendimia etc. representando ello más de 27.000 jornales al año”.

Y con eso se cierra el círculo: los beneficios son para los acomodados, pero se legitima todo con el empleo que generarían. Es la versión agraria del "goteo económico": dar más a los de arriba para que algo caiga abajo.

La propuesta acaba pidiendo que se permita una compraventa aplazada a cinco años con el Instituto Nacional de Colonización, y se remata con una frase que pretende elevar la operación a asunto de Estado:

“no solo se cumple un fin social y se transforma un cultivo con un aumento de riqueza infinito, sino que además de la economía y restituir aumentada la riqueza de un pueblo, reporta al país unos millones de pesetas anuales convertidos en divisas para sus necesidades con el exterior”.

El pleno municipal lo aprobó por aclamación.

De los beneficios que iban a obtener los adjudicatarios no se dice ni una palabra. Ni falta que hace. Todo estaba diseñado para parecer lo que no era: un intento de salvación colectiva, cuando en realidad se trataba de proteger los intereses de los de siempre. Ponedle cara ustedes.

Nada cambió. Ni ese acuerdo de 1951 ni la carta de 1962 lograron mover nada. Las tierras no se expropiaron. La finca siguió intacta. Petra de la Riva, viuda de una de las figuras más poderosas de Jerez, propietaria de una finca de más de mil hectáreas. Una señora conocida por su carácter altivo y su influencia social, que acudía cada día a misa en San Marcos, donde tenía su propio reclinatorio exclusivo, y a la que el párroco esperaba para empezar la ceremonia, incluso si llegaba tarde. ¿Quién se iba a enfrentar a ese poder? Si además el cuñado de la viuda, el destinatario de la segunda de las cartas fue el presidente de la Diputación entre 1957 y 1967.

Habrá que profundizar en este expediente, contextualizándolo y sacando conclusiones, más allá de estas cuatro notas que hemos extraído para dárosla a conocer. Curioso es tambien que el Consejo de ministros de 3 de marzo de 1956 aprobó un Decreto sobre expropiación por causa de interés social de varias fincas de marismas, sitas en los términos de Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda y Trebujena (Cádiz), para su transformación e instalación de unas seiscientas familias de colonos. Creemos que esas marismas son las que hoy son propiedad del Ayuntamiento en majadas viejas y, que sepamos, debieron expropiarse, pero nunca se actuó sobre ellas. Tiempo habrá.

domingo, 26 de enero de 2025

 De octubre de 2015, primer encuentro de la generación 56/57.



Buenas tardes:

        Permitidme,  por  un momento, que me erija en portavoz de los organizadores. Ellos me llamaron a las doce de la noche del miércoles para decirme que tenía que hacer de presentador en el día de hoy.  ¿Quien era capaz de decirle que no  a la Pepi de la Regina, mi comadre y a la Pepi de la Coca, mi reciente amiga? Así que aquí tenéis la explicación de porque tengo este micrófono en la mano.

        Y aquí estamos, reunidos por fin todos,  después de este largo recorrido que para algunos comenzó en el mes de agosto. Nuestro nexo común es haber nacido en los años 56/57 aunque haya un par de excepciones que son, como no, para bien.

        Nosotros nacimos en un tiempo no del hambre que habían vivido nuestros padres, pero sí de escasez. Por eso siempre valorábamos las pocas cosas que teníamos. En nuestras cocinas no se guisan ahora los potajes por la tarde, ni estos sirven de cena y almuerzo del día siguiente en el campo, donde trabajaban la mayoría de nuestros padres. Ni a las chacinas las llamamos ya regalos, ni nuestros hijos nos esperan en la carretera de Jerez para rebuscar en la capacha aquel trozo de queso o de embutido que nuestros padres habían dejado para nosotros.

        Nacimos en un tiempo en los que en la escuela se repartía leche en polvo que la Estrella la Piarera había preparado en enormes barreños y que algunos, los que podían, aderezaban con una pizca de canela molida. Vivimos en un tiempo en que los niños y las niñas no podían estar juntos en la escuela, ni siquiera en el mismo edificio. Así que el edificio se dividía en dos, con entradas y patios distintos. Al entrar formábamos en filas al más puro estilo militar: A cubrirse y firmes; en unas filas perfectas de las que no nos podíamos mover a menos que te llevaras el primer cogotazo del día. Algunos de ustedes han dicho que nos obligaban a cantar el Cara al Sol, yo no lo recuerdo; sí está en mi memoria el Montañas Nevadas y el Prieta las Fila que, a fuerza de repetir, se queda en la cabeza como la tabla de multiplicar... Y las llaves saltando hacia tu cabeza: Y los palmetazos en las yemas de los dedos. Ojo si llamaban a tu madre, porque entonces te llevabas tres bofetadas la del maestro, la de tu madre –Que era quien iba a estas cosas- antes de ir y otra de vuelta por si acaso y no sé si ustedes tendrán algún trauma, porque yo no lo tengo.

        Los maestros siempre eran don o doña y sus mujeres o maridos también, Don Leonardo, Don Casimiro, Don Jesús, Don José Carret y el temible Don Francisco y sus llaves; Doña Dolores, doña Palomares, Doña Marí y Doña Ana. Somos los hijos, también, de algunos muy buenos maestros como aquellos que tuvieron la feliz idea de crear en nuestro pueblo un Aula de Bachillerato Elemental  que podría ser, al menos en la edad, lo que hoy se conoce por ESO. Entre todos ellos permitidme que recuerde a Don Diego, para mí el mejor maestro, porque esos maestros nos dieron la posibilidad a muchos, que de otra forma no hubiésemos podido estudiar. Porque nuestra escuela no era obligatoria, al menos en la práctica –en las leyes no lo sé-, y muchos de nosotros la abandonamos con diez o doce años o faltábamos las largas temporadas de algodón o incluso de aceituna, porque entonces un niño de doce años ya era útil en el campo, al menos en determinadas tareas y eso también entraba en la cartera de las mejores ministras de hacienda que pudiera tener un gobierno: Nuestras madres.

        Nuestras madres que tuvieron que pelear duramente y que hacían encajes de bolillos con el dinero. A eso también ayudaban los comerciantes de Trebujena, permíteme Vega que te robe tu memoria para recordar las tiendas, en la calle Larga el Diego Cancela, que cortaba el jamón como nadie, si lo podías pagar claro, y vendía el vinagre de Anselmito; Juana Benítez con sus cajones de madera y la Audelina en al Avda. de Sevilla; la Antonia el Pancho que también era carnicera, siempre sería y vestida de negro; en la barriada de Jerez la primera fue la de la Carlita (Su hijo Antonio, al que me he reencontrado después de no sé cuantos años, se ha encargado de recordármelo), la Pirula con el Pirulo sentado al fondo en el sillón y la Frasquita Tejero que puso la primera piedra de Supermercados Paco  y la Marquesita, rechonchita y colorada igual que su marido. Nos vamos para la plaza, nos encontramos a Custodio  con sus quesos y chacinas y a Joselito la Droguería – siempre con su babi puesto-, en el Paseo de Andalucía Juan Vega y el Chaves; en la calle el Barranco la Peña y la Palomarita con su roete recogido. En la Calle Sanlúcar Juanito el Río, ahí sigue su mujer la Miguelina al pié del cañón. En el altozano Juanito Bartolo con la paleta de manteca colorá manchándoles a los niños la nariz y Mariquita Rubio y la Chabacana. Ya en la plaza de Palomares La Matita y en San Sebastián el Curro de la Pericona, siempre rezando; En la calle del Sol la Pepa del Abogao, en la barriada San Sebastián el Palelo; la Antonia la China detrás de la Cooperativa del Vino, la Paquita del Peña en la Ronda Guzmanes y en la Guzmanes el Antonio el  Chirolo y otra señera que ha aguantado todos los avatares de la vida, como la Miguelina, la famosa y siempre abierta tienda de la Oña. Todas ellas tenían una libreta donde apuntaban a sus clientas, que les pagaban religiosamente a la semana, aunque alguna trampilla también se les quedó atascada. Algunas se han quedado en el tintero pero afloran a menos que rasquemos como la de Antonio Rubito con sus polos de casera y palillo de diente y nosotros esperando a que cuajaran.

            Y junto a todas ellas las ditas de Bartolo, de la Joaquina y luego de la Niña Joaquina –Que sigue siendo niña con más de setenta años- (Como nosotros), la Guacila y la de los Hierros, y la Amalia con su ato de sábanas, toallas y bajeras de casa en casa, lloviera o venteara, hiciese frio o calor y la Pepita de la Soledad. Y El diterito que empezó proveyéndonos de muebles y acabó mal el pobre. Y Manolo Martín con sus Vespinos y sus bombonas azules y amarillas y sus werner y  Paco Luza con sus telefunken y bicicletas y Galerias Marilo y sus muebles y colchones y todos ellos con sus ventas a plazo y José María el Cartero y sus maquinas de coser Alfa y la oficina de correos a las dos de la tarde y la gente arremolinada esperando las cartas de Francia, Alemania o Suiza. O el locutorio telefónico con Pepita o Conchita con los auriculares puestos y los oídos abiertos. Y Pepín de los Zapatos con nuestros gorilas y las botas de goma.

        Otras cosa eran los bares, había todo un bulevar desde la carretera a Palomares. Encabezado siempre por el Bar Manolo que era el Bar por excelencia, con Manolo al frente con sus largas patillas y su ligera cojera y Pepito Guerra que ya había cerrado su bar de la calle Daoiz y la Basilia y la Juana del Bar con sus eternos rifirrafes (Allí trabajé a mediados de los 70 durante varios años) y enfrente el Bar Playa que abría a las 3 de la mañana; el Letri, Manolito Galán y Gerardo con sus vasos de Casera y la televisión: Bonanza y el Virginiano; Juan Caro, el Diamante y el Cesar con sus excelentes tapas de ensaladilla; El Carmelito, el Cura, que luego llamaron el Pato también que era de los más madrugadores y hacía el café con las maquinillas y las copas de ginebra, coñac y anís antes de de salir para el campo, el Dioni con sus mesa de Billar y sus carteles de toro –todavía sigue como si estuviese abierto-. El Bar Cristales con sus guateques en la planta alta y más tarde Currito y el Paco la Morena con sus hamburguesas y los cochinitos. Y algunos más, como el del Catano en la carretera y el Tomazo que celebraban las bodas antes de que Joaquín y el Quico reconvirtieran sus bodegas y los que me dejó en el tintero que ustedes recordaran.

        El Pantorra hijo, siempre ingenioso y gran poeta nos recordó en los años 80, con los Príncipes del cuento, los Quioscos que había en nuestro pueblo: El Pintao, que está en Palomares,  el Miguel del Valle y Antonio el Sereno, otro frente a la gasolinera y en la Iglesia el del Frasco el Pelón, en la calle Larga el de la Lala, el Grullo y el Panzo,  y me quedan dos ,el Cristobal,  junto al campo fútbol y ese del Conejo juntito al Stop.  

        También ese mismo año nos recordó los pozos que había en el término Berral, Jaranilla y Quiñana, las Monjas y los Carabineros, Algarbe y el Pozo el Lopijo, Rijerta y del Caleron, Machuelo y Carambito, las vetas y el del Picaor, Hijerita y el Berral de nuevo que siempre tuvo dos…., porque esa era otra, a las casas no había llegado el agua potable y cuando llegaron las tuberías, no había aguas para llenarlas y así tuvimos los pilones de Palomares y la Barriada Jerez compartidos por ganado y personas  y la Fuente de la Calle larga que junto a pozos y aljibes nos suministraban el agua de beber y guisar  y los baños los domingos en el Barreño de Zinc, de más chicos a mas grandes aprovechando siempre el agua y luego ese invento del cubo ducha y en la calle Larga Frasquita Pazos que vendía el agua de aljibe a no recuerdo cuanto el cubo y el Alcantarillado estaba ya mejor, el pozo ciego nos acompañó durante una parte de nuestra vida.

            Pero nuestro reino eran las calles, donde estaba nuestro terreno de juego, (Vega, otra vez te robo la memoria) Mosca y estera con un poli y una pera; Las niñas jugaban al corro de la patata, a la china, y ese Palomita Blanca que me recordasteis ayer; El pincho con sus limas y pared, el elástico y Pañolito Número uno, el trompo y los toreros, la comba y el diábolo, el tirachinas, las opas y los bolindres: uñiti, oñate, colate; las siete y media, con sus siete cuadros marcados en el suelo, la billarda, el tejo y los aros con las llantas de bicicletas y el rey: el carrito de cojinetes. Una poquita candela allí enfrente jumea en las farolas de la plaza. El gato y el ratón en aquellos poyetes de granito, los chorreaeros con meada incluida y los apedreos: La toya contra la barriada Jerez, revolución formada, el coger y  sobre todos estos juegos el Gran Cine Terraza con sus versiones de invierno y Verano con la Coja la Tata y sus chucherías y Cándido o Pepe Bigote en la Puerta y la baranda en el bar Manolo que era el ambigú del Cine y Pepín de la luz que se dormía y se le apagaban los carbones de la máquina de proyección Ossa y sus cortes para el cambio de carrete o porque se rompía la cinta y sobre todo las filas traseras y los escarceos amorosos que permitían la oscuridad.

        No teníamos cosas materiales, no teníamos tablets, ni ordenadores, ni teléfonos móviles, ni coches teledirigidos, pero éramos ricos en ilusiones, por eso ahora hemos aprendido a manejar internet y esas cosa que tiene nombre de cachondeo: el whatssapp y ahora con este grupo nos parecemos cada vez más a nuestros hijos. Hemos vivido los tiempos que nos han tocado vivir, pero lo hemos hecho a pierna suelta, por eso estamos hoy aquí, con la misma juventud que hace cuarenta años, eso sí con azúcar, colesterol, reuma y triglicéridos pero con el mismo espíritu. Y todo esto nos ha permitido reencontrarnos, a los que vivimos aquí porque nuestra relación se limitaba a un hola y un adiós y a los que vivís fuera porque os ha permitido volver por un momento a vuestra vida. Ahora hemos vuelto a ser amigos y hemos hecho amigos nuevos - hasta el amor ha tenido un hueco en este espacio- y esto tiene voluntad de nuevos horizontes, esperemos que así sea. Que tiemble el hogar del pensionista dentro de pocos años, porque va a entrar la generación más marchosa que haya pisado sus losas. La discoteca las vegas se va a quedar en raera para las que vamos a montar.

        La organización me pidió que empezara con un brindis, y me he dejado enrollar demasiado así que vamos a ello. Os pido que levantéis vuestra copa conmigo por todos nosotros y permitidme que recuerde ahora también a los que no hayan podido estar; también a los que se fueron antes de tiempo y que no nombro por no olvidarme de ninguno, pero en mi recuerdo están muchos de ellos y me imagino que en el vuestro también.  Por nuestros padres que la mayoría ya se marcharon, pero que estoy seguro que donde quiera que estén estarán contentos por nuestra felicidad. Y por último por los organizadores Pepe pastilla, Manolo Dominguez, Toñi Mutilao, Luisa el Vazquez, Pepi  Regina y muy especialmente por Pepi de la Coca que ha puesto la mayor parte para que todo esto sea posible.

        Así que por nosotros, y por ellos va este primer brindis: Mucha Salud.

sábado, 9 de marzo de 2024

 A MI CAMARADA JOSÉ RUIZ "EL BORREGO"



De Bertolt Brecht, el poeta y dramaturgo alemán es aquel poema que terminaba diciendo que los que luchan toda la vida son los imprescindibles… De haberte conocido, Brecht podría habértelo dedicado. Pero, es seguro, que cuando lo escribió estaba pensando en personas como tú. En personas como José “El Borrego”.

Imprescindible sí. Imprescindible para el movimiento obrero. Imprescindible para las Comisiones Obreras. Imprescindible para el Partido Comunista de España. Imprescindible para el Ayuntamiento de Trebujena. Imprescindible para el pueblo de Trebujena. Imprescindible hasta para los bancos de la plaza con el periódico (Cuando todavía los vendían en papel) debajo del brazo.

Imprescindible, camarada.

Imprescindible, compañero.

Imprescindible, amigo.

He estado buscando en el fondo de mis recuerdos desde cuando te conocía y no he encontrado una fecha… Hace ya tantos años…. Sólo sé que yo era un jovencísimo militante de la Juventudes Comunistas y tú eras de los jóvenes militantes del PCE.

Mis recuerdos no te ven allí porque por entonces yo era prácticamente un niño, pero el 9 de diciembre del año 1969, se iniciaría la huelga de la viticultura en el Marco de Jerez (La de la “poa”), que duraría 45 días que lograría un salario de 300 pesetas y que el tiempo de traslado al tajo fuera por cuenta de la empresa, pero estoy seguro que tú, José ya participaste en ella y estuviste a la puerta del Cuartel de la Guardia Civil.

Te recuerdo formando parte de aquel grupo de ocho concejales que entraron por primera vez en el Ayuntamiento en 1979 con apenas treinta años. Sin saber nada de ayuntamientos, con unos escasísimos presupuestos y con todo por hacer, comenzasteis una titánica tarea en la lucha por hacer un pueblo habitable y se consiguió, vaya si se consiguió. Fruto de aquel trabajo es el edificio del Ayuntamiento tal y como hoy lo conocemos, pero cuando entrasteis, el edificio no era más que dos habitaciones para los seis funcionarios de la administración, un despacho para el Secretario y otro para el Alcalde y un minúsculo Salón de Plenos con apenas sitio para acoger a la Corporación Municipal.

Pero el hacer de los militantes comunistas ya llevaba tiempo gestionando el Empleo Comunitario y sobre todo luchando porque los fondos llegaran cada Semana.

Te recuerdo en el 23 de febrero de 1981, un lunes, por la tarde reunidos en la sala de arriba de la Sede y la apresurada carrera de Pepe García subiendo las escaleras con un transistor en la mano y diciendo jadeante, por la carrera, un golpe de estado, hay un golpe de estado. Y como se interrumpió la reunión y nos fuimos para el Ayuntamiento.

Te recuerdo, José, con las Comisiones Obreras, negociando los convenios colectivos del campo y la viticultura y en los tajos del empleo comunitario, y un autobús para Cádiz a ver al Gobernador Civil.  Y así un día y otro. Un año y otro trabajando por aquello en lo que siempre creímos: la lucha diaria de los trabajadores, la lucha de la clase obrera. Una batalla en la que siempre hay algo que hacer mientras que en el mundo siga habiendo injusticia. Mientras que siga habiendo pobres y ricos. Mientras haya un mundo de riqueza frente a otro que pasa hambre.

Te recuerdo José, militando con todos. Los de antes, los de ahora  y con los que ya nos empujan al relevo. Defendiendo siempre los intereses de los que somos más y tenemos menos.

Te recuerdo José cada Primero de Mayo, somos el único pueblo que cada año organiza su propia manifestación y vamos al cementerio a dar nuestro homenaje a los asesinados en la Guerra Civil, y ahora, aunque hayamos tardado (quizás demasiado en hacerlo) ahora estamos devolviendo la dignidad que le arrebataron al fusilarlos, a esas 76 personas que fueron asesinadas y arrojadas de cualquier forma a una fosa común.

El Primero de mayo fue instaurado en reclamación de las 8 horas de trabajo y fijaros que 130 años después siguen existiendo jornadas interminables, inhumanas. Siguen existiendo trabajadores que no cotizan a la seguridad social o que lo hacen por la cuarta parte de los tiempos que trabajan. Siguen pagando sueldos de miseria y parados, muchos parados y en él contrapunto, las grandes fortunas, en estos años de crisis, siguen amasando cada vez más dinero. Las grandes empresas siguen obteniendo cuantiosos beneficios, mientras sus trabajadores son explotados sin compasión.

Por eso no sólo el primero de mayo, sino todos los días del año tenemos que coger nuestras banderas para decir alto y claro que no nos rendimos, que queremos cambiar esta sociedad de injusticia en la que se tira la comida mientras en otro lado se pasa hambre; donde se crean guerras sólo por intereses económicos sin importar los miles de inocentes que pierden la vida, sin dejar de lado esos miles de personas que se han visto obligados a abandonar sus raíces en busca de un refugio que muchas veces se les niega y malviven hacinados esperando en las fronteras.

Te recuerdo José cada año detrás de la barra en la Caseta de Comisiones, en la del Partido y en la de la Cooperativa de Consumo o haciendo el turno en la barra de la Sede. ¿Cuántos tunos habremos hecho?...

Te recuerdo José yendo cada mañana a abrir la sede de Comisiones, respondiendo consultas sobre el convenio, sobre los convenios… Sobre los derechos de los trabajadores. ¿Cuántas dudas habrás resuelto? ¿A cuentas personas habrás ayudado con la solicitud del desempleo…?

Te recuerdo, José en todas las movilizaciones, donde siempre hemos estado y seguimos estando, con la lucha de los trabajadores, no hay cosa que sepamos hacer mejor. Somos clase obrera y se nos nota, queremos que se nos note. Por eso no hay colectivo en Trebujena con el que no hayamos estado a su lado. Por eso secundamos con éxito las huelgas generales. Por eso estamos cada 1º de mayo en la calle, con la mujer trabajadora el 8 de marzo, contra la violencia de género en noviembre, por eso siempre estamos en la lucha, Y así seguiremos, es nuestra esencia.

Te recuerdo, José como el buen hombre que eres, porque eso de la bonhomía no es más que una cualidad de la personalidad y un rasgo que puede advertirse en la conducta de aquel que dispone de esta característica porque actúa de manera solidaria, compasiva y honrada.

Voy a terminar con unos versos del poeta sevillano Luis Cernuda que dedicó a un antiguo soldado de la Brigada Lincoln, que combatió en España por la verdadera libertad del hombre.

 

  Gracias, Compañero, gracias

  por el ejemplo. Gracias porque me dices

  que el hombre es noble.

  Nada importa que tan pocos lo sean:

  Uno, uno tan sólo basta

  Como testigo irrefutable

  De toda la nobleza humana.

 

Muchas gracias.

Trebujena, mayo de 2022

sábado, 17 de febrero de 2024

Intervención con motivo de la imposición de la Bruja Piti de Oro 2024

 

Muy brevemente (Nada que ver con Juanito Robles y Zambrano o la Juani Eusebio – O no,  ya veremos). Gracias, muchas gracias a todas y todos por acompañarme aquí esta noche. Gracias a las asociaciones que me propusieron para este galardón, pero también a quienes propusieron  a otros,  porque todos formamos parte del carnaval de Trebujena, Gracias al Jurado por decidirse por mi persona, muchas gracias.

Gracias Ramón, María, Sebastián,  Ali , Isa y Analu por vuestras palabras de  esta noche y por haberme facilitado esta difícil tarea que se me presenta ahora en este escenario. Es un inmenso honor recibir hoy el máximo galardón del carnaval Trebujenero: La Bruja Piti de Oro.

Antes que nada, quiero dedicar esta brujita a mi compañera Manuela y a mis dos hijos José Manuel y Antonio, por razones obvias: ellos más que nadie han sufrido mis ausencias en las muchas horas que dediqué al carnaval y es justo que ahora disfruten de este momento conmigo. También es para mi nieto José Manuel y mis nietas Manuela, Regina y Candela, que comparten conmigo esta etapa de la vida y me la alegran y con ellos a sus madres que me permiten disfrutar de ellos. Por supuesto a toda mi familia y a mis amigos. A los que están hoy aquí y a los que no han podido estar. Son como son cada uno, totalmente diferentes, pero así los y las quiero. También a los que ya marcharon, mis padres, mis suegros, mi hermano, familiares y amigos que cada vez son más. Esta misma mañana he despedido al último, mi amigo Paco la Vieja, un buen hombre con todas las letras.

Pero no sería honesto por mi parte quedarme el galardón para mí solo. Tengo que compartirlo con otras personas que han aportado al carnaval tanto o más que yo desde puestos de responsabilidad. Con Sebastián Silva Carrasco, primer concejal de fiestas de la democracia, que puso los cimientos del carnaval actual y del que aprendí mis primeros pasos en esto de organizar una fiesta de tanta solera en Trebujena. Con Alicia Rosado Hierro, que cogió el timón cuando decidí (decidimos) retirarme de la Delegación de Fiestas con toda la responsabilidad que eso conlleva. Con Isabel Cala Chamorro, Ana Luisa Robredo Caballero y también María Hedrera Raposo que fueron las siguientes y que han ido actualizando los saltos al vacío que dimos casi siempre hasta llegar al carnaval de hoy.

Muchos de los jóvenes que hoy participan en el carnaval tienen un completo desconocimiento de los caminos que hemos recorrido. Les recomiendo la lectura no solo de mi libro, ¡Que no la quemen…! sino también el de Luis González de la Rosa editado en 1992 “Esto es Carnaval…”, eso les ayudara a ver este mundo de maneras diferentes, porque el carnaval es una figura de mil caras y todas ellas distintas e importantes.

También sería egoísta por mi parte, no compartirlo con dos personas que, en mi tiempo de concejal, eran empleados municipales, pero que fueron más allá de sus obligaciones laborales en su colaboración para organizar el carnaval, hablo de mis amigos Diego Rosado Oliveros y Manuel Caballero Gatica y en ellos personalizo a muchos otros empleados municipales y personas externas a la Casa Grande con los que compartí charlas y debates para hacer posible todo lo que se programó. Otros ya tienen su Bruja de Oro  y no es necesario que comparta con ellos la mía, pero si es necesario que los nombre, les hablo de “El Gaditano”, Angelito, Manolín, Malagón, Cati, Clavijo, Babali, Bendi, Joaquinito, Enrique, El Niño y Zambrano,  que acudieron siempre a mi llamada cuando les necesité.

También debo nombrar, porque al menos una palma de la escoba de esta bruja es suya, a Manolo Cárdenas con el que me embarque en esa aventura emocionante de pertenecer a la Corporación Municipal y a todos los concejales que nos acompañaron en esa etapa, a los que volvía locos en los meses de enero y febrero con el carnaval, pidiéndoles ayudas en las tareas de organización.

No debe ser casual, pero hoy debería ser la bruja número 31, pero la difícil pandemia nos privó de la del 2021, sino hoy serían los mismos 31 que eternamente hará que la bruja siga paseándose por nuestras calles en palabras del himno del carnaval. Aunque haga ya más de sesenta y seguirá siendo siempre así.

Algún hechizo ha debido de salir de sus mágicas manos para que esto ocurra. Las brujas nunca fueron malas, las brujas siempre fueron mujeres adelantadas a su tiempo, aunque la mala fe, la ignorancia y la intolerancia nos las hayan presentado siempre como malvadas. Nuestra bruja, en realidad todas las brujas, está llena de esperanza, de felicidad, de fiesta y diversión y la quemamos cada año porque sabemos que vuelve a renacer. Eso de los malos augurios y la maldad, permítanme decirlos es una falsedad. La quemamos porque sabemos que en ese fuego empieza un nuevo carnaval siempre mejor que el anterior.

Créanme si les digo que lo poco o lo mucho que haya podido hacer por nuestro carnaval lo hice porque quería, sin que nadie ni nada me obligara a ello ni siquiera en mis diez años de Delegado de Fiestas. Es cierto que en esos diez años cobraba por mi trabajo, pero entiéndanme si les digo que ser responsable del carnaval de Trebujena no se puede pagar con dinero ni por lo malo, las muchas horas de trabajo, de desvelos, de preocupaciones que el cargo lleva consigo, ni por lo bueno que uno se lleva en vivencias, momentos y alegrías. Por eso respeto tanto a los concejales de Fiestas, más que a ningún otro.  Y acabo aquí con una aclaración a la reseña que figura en el programa del carnaval y es que yo no organicé el carnaval del año 1979, si participe de la organización, pero ni fue mía la idea ni me corresponde a mi ese mérito.

Ahora perdónenme todas y todos, pero uno se ha visto obligado a morderse la lengua en muchísimas ocasiones, para hacer o decir lo políticamente correcto por aquello de la representatividad política o institucional, pero uno se va haciendo mayor y con 68 años pocos pelos nos van quedando y sobre todo en la lengua. Me voy a referir a lo que siempre ocurre con cualquier galardón que se otorgue en Trebujena, el típico … ¿Qué ha hecho ese para merecer la Bruja de Oro? o el Racimo o la Medalla… da lo mismo siempre salen esas voces. Casi siempre más mediocres, bastante más mediocres, que los galardonados. De mí también lo han dicho… ¿Como no?... Algunos han llegado a mis oídos: Incluso de alguien que luce en su solapa esta misma Bruja que me habéis otorgado Y eso duele, porque cuando se pudo hice más por él que lo que él haya podido hacer por nada, ni por nadie en cien años que ojala viviera; de otros ni siquiera me he enterado, pero unos y otros llevan en el pecado la penitencia y siempre serán más los contentos y alegres, que los tristes y descontentos.

No me afecta para nada, porque además llevan razón… Como ya dije todo lo que he podido hacer por el carnaval de Trebujena lo hice porque quería y me gustaba. Nunca lo hice pensando en reconocimientos. Bienvenida sea esta insignia, pero también me hubiera alegrado igualmente y enormemente que se la hubieran otorgado a los otros dos propuestos que eran el Piompa y Los Farrukis a los que además quiero felicitar con el corazón por esos 25 años de carnaval que cumplen ahora.

Pero dicen que el carnaval es crítica y aquí va la mía. Me ha tocado celebrar este acto, por primera vez en el Teatro Municipal José Manuel Valderas García. Un espacio excepcional, mágico y encantador. No sé si saldrá bien todo lo que haga, salga como salga, debéis conocer que lo he hecho con todo el cariño del mundo. Pero también debéis conocer que no me gusta nada que la imposición de la Bruja de Oro se haya sacado de la coronación. Entre otras cosas me he perdido los sones de nuestra Banda de Música tocando el Himno del Carnaval durante la imposición de la Bruja de Oro.

Además, querido alcalde, querida Delegada de Fiestas, el  Reglamento de Honores del Ayuntamiento de Trebujena en vigor,  que fue el aprobado por el Pleno del Ayuntamiento el día 22 de mayo de 2001 y publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Cádiz número 243 de 19 de octubre, dice en su Art. 23º que la entrega del galardón de la Bruja Piti de Oro, será efectuada durante la celebración de la Coronación de la Reina del Carnaval y presentación de su corte de honor. Así que, como fuí funcionario local muchísimos años y nuestra patrona es Santa Rita, os diré aquello de Santa Rita, Rita lo que se da no se quita y aunque hoy me hayáis dado esta brujita, mañana sábado en la coronación me vais a tener que dar otra porque si no el lunes sin falta presentaré una reclamación al ayuntamiento ahora que eso está tan de moda.

Ahora en serio, sinceramente creo que lo que le sobra al acto de la coronación son tantas agrupaciones subiendo y bajando del escenario. Mis más sinceras disculpas si alguien se siente ofendido o les molesta. Soy consciente de que las agrupaciones de carnaval son un pilar fundamental de nuestra fiesta, pero no por eso tiene que estar todas y en todas partes y a todas horas. Tienen sus ensayos generales, un festival para ellas, el Concurso para las que estén preparadas para competir y sobre todo tienen la calle que es y debe ser su lugar natural. Tal vez, y digo tal vez, pudiera haber alguna representación en la coronación, pero eso podría proporcionarlo la misma Bruja de Oro.

Pero esto no deja de ser opinión, como siempre les aconsejé a todos los concejales de fiestas, te digo,  María, que escuches todo lo que te digan y luego toma siempre la decisión que consideres mejor para el carnaval en su conjunto.

Aquí lo dejo, pero anuncio que después de más de veinticinco años de su entrada en vigor, es hora de darle un repasito al Reglamento de Honores del Ayuntamiento y es posible que los muchos que hemos sido galardonados podamos implicarnos en ello.

Y ahora para terminar esta parte y empezar con otra cosa agradecerle a la Paqui del Pintao el tiempo que le he robado en estos días. Y como yo nunca he salido en agrupaciones, ni escribo cuplés, ni pasodobles buenos ni malos, ni toco ningún instrumento, les he pedido a unos amigos, a los que agradezco enormemente que hayan aceptado mi petición para colaborar en este acto y  que sin duda alguna serán Brujas de Oro en próximas ocasiones, que canten por mí y hablen con sus coplas de historia del carnaval y os van a cantar una copla de antes de la insurrección de Franco que hemos recuperado, y alguna copla más de distintas etapas del carnaval. Seguro que os gustará a todos más que la perorata que acabo de soltarles a ustedes. Adelante y muchísimas gracias por vuestra ayuda, Trebu, Paco Naja Y Carli.

Pero antes de retirarme, no puedo dejar de alzar mi voz para decir VIVA TREBUJENA y VIVA EL CARNAVAL y si queréis aquello que me ha hecho famoso en el carnaval de Trebujena: Que no la quemen, que es muy temprano, Pepe Chamorro que pareces lebrijano.

Se os quiere. Un abrazo para todos y todas.

miércoles, 30 de abril de 2014

Rosario Moyano: "Rosarito la Zambomba"

En las I Jornadas Miguel Campos "Maestrito", organizadas por CCOO de Trebujena y celebradas el día 26 de abril de 2014, tras la presentación que realicé y que os he dejado en mi entrada anterior, intervino Miguel, el hijo del Maestrito contandonos esta entrada que, con su permiso, os dejo a continuación:

Hoy, por motivos de salud no podemos disponer de mi tío. Nosotros, mis hermanos y yo, siempre hemos delegado en mi tío Pepe la responsabilidad de intervenir cuando se hacia cualquier acto relacionado con mi padre. Siempre hemos sido reacios a ello, tal vez porque como hijos  seamos los que menos sabemos de mi padre o porque siempre hemos pensado que no somos los idóneos para hablar de nuestro padre.

No nos queda más remedio que ir asumiendo esta responsabilidad que siempre hemos eludido.

Es inevitable hablar de lucha obrera  en Trebujena  sin que se haga referencia a Miguel Campos, Maestrito, un hombre que con su forma de pensar y actuar ha dejado una huella profunda en la forma de ser y sentir del trebujenero.

Su honestidad,  entrega y sencillez ha marcado y sigue marcando la ideología de muchos y la idiosincrasia de un pueblo.

Hoy Voy a hablar de Rosario, mi madre, la esposa de Miguel  Campos Varela… y con ello… quisiera rendir un profundo homenaje a todas las mujeres, esposas y compañeras de  hombres que han dado su vida por la democracia y por los ideales de la izquierda en este país, un homenaje a las mujeres de todos los jornaleros del campo de Trebujena que a lo largo de la historia han hecho posible que hoy  Trebujena sea un pueblo diferente, con una marca propia que nos distingue del resto  y que nos hace sentirnos orgullosos de ser trebujeneros.

Porque Ellas son las verdaderas protagonistas, las autenticas sufridoras de la historia, mientras que sus maridos luchaban por unos ideales, defendían en los tajos la idea de una sociedad mejor, más justa e igualitaria, sus esposas sufrían en silencio en sus casas, soportando criticas y desaires de vecinos, mientras sacaban a su familia, a sus hijos, adelante, con el mísero sueldo de un jornalero del campo.

Sueldo  que nunca llegaba completo a Rosario porque parte del sobre de Miguel  se quedaba en fondos de ayuda para otros compañeros enfermos o en paro, en jornales perdidos en reuniones o detenciones por la guardia civil, y eso cuando llegaba sobre… En aquellos años funcionaban las famosas “listas negras” en los tajos. El trabajador que resultaba incomodo no lo llevaban a trabajar, el Maestrito era de lo mas incomodo.

No hablaríamos hoy de Maestrito sin hablar de Rosario. Rosarito “la Zambomba”, la mayor de tres hermanas: Manuela y Juana, hijas de ROSARIO la ZAMBOMBA Y MANUEL  el  ROZO,  uno de los últimos presos por el franquismo en la postguerra,  junto con otros compañeros jornaleros al final de la guerra civil. Cuentan que cuando los soltaron fue tal la alegría que repicaron las campanas de iglesia.

Rosario conoce a Miguel con 15 años, y aunque las vecinas le decían que no le convenía, que la iba a hacer pasar  mucho, cosa que  así fue, Rosario se enamora de Maestrito.

Mi madre cosía sacos de grano con mi abuela Consuelo, madre de Miguel, y una mañana, cuando se dirigían a Crespellina  a echar la peoná, en la puerta de la bodega de Benito, en el punto Jerez apareció un papel escrito,  clavao en la puerta de la bodega:
 
“MUERA FRANCO Y VIVA EL COMUNISMO”

Corrían los años  40, años duros en los que la falange no había tenido piedad de nadie en el pueblo,  mi abuela le dijo a mi madre “ ¿quien habrá escrito eso?, esperemos que no lo cojan”. Poco imaginaba que su hijo Miguel con 16 años era el autor de aquel escrito, con tan mala suerte que Miguel había cogido una hoja de la libreta de su hermana Pepa y estaba firmada por detrás. 

Poco tardó Miguel en ser detenido y ser llevado al cuartel. Mi bisabuela Amparo Salazar  tuvo que pedir “empeños”, como se denominaba en aquella época a los favores, para que la cosa no fuera a mayores. Miguel tiene claro cuál es su cometido en la vida,  del joven que quiere ser matador de toros, pasa a una vida llena de desasosiegos y rebeldía.

Miguel se casa con Rosario y fijan su residencia en la calle Veracruz 45, en la casa  de mis abuelos, mi abuelo enfermo no puede asumir el trabajo de la viña y es Miguel quien asume esa labor, mi madre me contaba que mi abuelo “veía por los ojos de mi padre”, que jamás le dijo nada: A pesar de que en su casa se celebraban reuniones clandestinas organizadas por Miguel, mi abuelo veía bien todo lo que mi padre hacia: No en vano compartía ideología,  lo único que no le gustaba de su yerno es que no traía nada del campo, antes de llegar repartía todo lo que sembraba, pero no se atrevía a referirle nada porque decía: “ no me atrevo a decirle nada, como le diga algo es capaz de dejarme  los campos y este no va a cambiar”.

Si había algo que a Miguel le gustara más que recoger el fruto del campo, era repartir. Salía del campo con el serón lleno y casualidad si llegaba algo a mi casa.

Rosario asume su rol como mujer de líder jornalero con resignación, manteniendo cohesionada la familia aun en los momentos más duros. Incluso cuando es detenido y encarcelado. No puedo olvidar las visitas a la cárcel, con mi madre, siempre cargada con todos nosotros, la imagen de mi padre encarcelado en el penal del Puerto, la impresión de aquella mazmorra, con paredes amarillentas  porque no hay otra forma de calificarla no he podido olvidarla nunca.

Siempre contamos con el apoyo en los momentos difíciles de compañeros y sobre todo de mi tia Pepa. Era como mi padre, dura, incansable,  ella siempre estuvo ahí al cuido de nosotros, al cuido de mi padre en la salud y la enfermedad- La familia siempre tuvo pasión por él, Miguel tenía algo que no le hacía indiferente a nadie, algo que solo tienen los lideres, se nace con ello,  esa capacidad de asumir todos los fracasos y esfuerzo sin un mal gesto, sin una mala palabra, de sacar el aliento para seguir dando impulso a una idea aun en los peores momentos.

Miguel es nombrado diputado provincial , creo que fue la época que pasamos mas necesidades en mi casa. Miguel decía que no se podía vivir de la política, que no se podía usar la política para beneficio personal,  que había que hacer política para mejorar las condiciones del pueblo, que un político no podía ganar más que lo que  su profesión le generaba, y lo cumplía a rajatabla, el ganaba lo que un jornalero del campo, pero con el gasto de un diputado provincial. Iba todos los días a Cádiz a Diputación en Los Amarillos a pesar de que disponía de coche oficial. Una vez le mandaron el coche a mi casa para que lo recogiera, recuerdo aquel coche negro con la banderita en el capó, en la calle Veracruz en la puerta de mi casa. Todo el mundo expectante, “papa hay un coche en la puerta preguntando por ti”…  Había un acto importante y se lo habían mandado para que no llegara tarde,  cuando salió a la puerta y lo vio siguió andando por la acera con el coche detrás hasta llegar a la parada de Los Amarillos.
 
Tan enemigo era de las ostentaciones y del gasto absurdo que resultaba molesto para muchos.

Rosario fue capaz de criar a sus cuatro hijos, casi en la más absoluta soledad,  en ausencia de mi padre, el corazón, la vida de Miguel siempre estuvo ocupada por la lucha obrera, por los más desfavorecidos, ahí entrabamos todos a partes iguales, no había distinciones jornaleros e hijos éramos un todo por el que había que luchar, el corazón de Rosario siempre estuvo ocupado por Miguel.

Mis hermanos y yo siempre supimos que él era así, que jamás cedería ante nada ni nadie. Y Rosario siempre a su lado, antes, ahora y siempre, sin un mal gesto, con la resignación de la que sabe que no puede sucumbir al desanimo, que tiene el papel más difícil de todos, ser la esposa, la compañera,  el nexo de unión de la familia.

Con una capacidad de trabajo y de sacrificio fuera de lo común, Miguel sigue siendo hoy más que nunca,  un referente político y de lucha, en unos años de pérdida de derechos laborales y sociales. En una sociedad sacudida por los escándalos de corrupción y despilfarro a diario, en una sociedad en la que la clase política ha perdido toda credibilidad, Miguel con una
honradez y coherencia fuera de toda duda, su espíritu de lucha, su trabajo está hoy más vigente que nunca. Cuando muchos pensaban que el líder obrero estaba obsoleto, anticuado, que ya lo habíamos ganado todo, que habíamos llegado al estado del bienestar, que no necesitamos a nadie, nos volvimos individualistas “ande yo caliente y riase la gente”…  nos viene esta crisis que golpea a trabajadores y familias, que no entiende de ideología ni partidos, que nos pone en el filo de la navaja y ahora nos volvemos a dar cuenta de lo necesario que son los hombres como Maestrito, siempre alerta, sabedores que el capitalismo no descansa y que la lucha obrera tampoco debe hacerlo.

Quiero agradecer a todos los que día a día siguen honrando la memoria del Maestrito, a todos los que mantienen viva su memoria y que siempre lo apoyaron incondicionalmente… a los que se fueron: Pepe la Dominga, Antonio Calegio, Juan Virginia, Frascundo, Juan del Chino, Pepe el Coquinero, Fausto, Miguel Ruíz, Manzana, Garveta, Antonio Zapatero,  mi tia Pepa…

A los que aun siguen aquí: Pepe Naja, su hermano Julio, Rubio Camacho, Tito, May, Chele, Diego Ganfornina,Jose Borrego, Fuego ,Miguel Dianez, Mariquita, Jose Cabrera, Juan Vicente, Sebastián, Andrés Arellana, Diego, Miguel Galan, Pica , Quique, …

A todos los que estáis hoy aquí. Se que no he nombrado a muchos y os pido disculpas,  pero que sepáis que no dejo en olvido a nadie, solo tengo que acudir a las manifestaciones, oíros hablar o  mirar las fotos que nos rodean para ver la historia, para veros, para ver caras que no recordaba y veros a todos los que aun seguís transmitiendo el mensaje de Maestrito, a vuestro hijos, a vuestros amigos, a vuestro compañeros alentando que hay otra forma de hacer política, desde la honradez y  la coherencia, 
Mi más profundo agradecimiento a todos los habéis conseguido mantener vivo el espíritu de lucha de Maestrito con vuestro reconocimiento y apoyo.

Solo puedo despedir este acto de la única forma que Miguel sabría hacerlo:

COMPAÑEROS,  CAMARADAS, VIVAN LAS CCOO  DEL CAMPO, VIVA EL PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA Y VIVA LA LUCHA OBRERA.