miércoles, 30 de abril de 2014

Rosario Moyano: "Rosarito la Zambomba"

En las I Jornadas Miguel Campos "Maestrito", organizadas por CCOO de Trebujena y celebradas el día 26 de abril de 2014, tras la presentación que realicé y que os he dejado en mi entrada anterior, intervino Miguel, el hijo del Maestrito contandonos esta entrada que, con su permiso, os dejo a continuación:

Hoy, por motivos de salud no podemos disponer de mi tío. Nosotros, mis hermanos y yo, siempre hemos delegado en mi tío Pepe la responsabilidad de intervenir cuando se hacia cualquier acto relacionado con mi padre. Siempre hemos sido reacios a ello, tal vez porque como hijos  seamos los que menos sabemos de mi padre o porque siempre hemos pensado que no somos los idóneos para hablar de nuestro padre.

No nos queda más remedio que ir asumiendo esta responsabilidad que siempre hemos eludido.

Es inevitable hablar de lucha obrera  en Trebujena  sin que se haga referencia a Miguel Campos, Maestrito, un hombre que con su forma de pensar y actuar ha dejado una huella profunda en la forma de ser y sentir del trebujenero.

Su honestidad,  entrega y sencillez ha marcado y sigue marcando la ideología de muchos y la idiosincrasia de un pueblo.

Hoy Voy a hablar de Rosario, mi madre, la esposa de Miguel  Campos Varela… y con ello… quisiera rendir un profundo homenaje a todas las mujeres, esposas y compañeras de  hombres que han dado su vida por la democracia y por los ideales de la izquierda en este país, un homenaje a las mujeres de todos los jornaleros del campo de Trebujena que a lo largo de la historia han hecho posible que hoy  Trebujena sea un pueblo diferente, con una marca propia que nos distingue del resto  y que nos hace sentirnos orgullosos de ser trebujeneros.

Porque Ellas son las verdaderas protagonistas, las autenticas sufridoras de la historia, mientras que sus maridos luchaban por unos ideales, defendían en los tajos la idea de una sociedad mejor, más justa e igualitaria, sus esposas sufrían en silencio en sus casas, soportando criticas y desaires de vecinos, mientras sacaban a su familia, a sus hijos, adelante, con el mísero sueldo de un jornalero del campo.

Sueldo  que nunca llegaba completo a Rosario porque parte del sobre de Miguel  se quedaba en fondos de ayuda para otros compañeros enfermos o en paro, en jornales perdidos en reuniones o detenciones por la guardia civil, y eso cuando llegaba sobre… En aquellos años funcionaban las famosas “listas negras” en los tajos. El trabajador que resultaba incomodo no lo llevaban a trabajar, el Maestrito era de lo mas incomodo.

No hablaríamos hoy de Maestrito sin hablar de Rosario. Rosarito “la Zambomba”, la mayor de tres hermanas: Manuela y Juana, hijas de ROSARIO la ZAMBOMBA Y MANUEL  el  ROZO,  uno de los últimos presos por el franquismo en la postguerra,  junto con otros compañeros jornaleros al final de la guerra civil. Cuentan que cuando los soltaron fue tal la alegría que repicaron las campanas de iglesia.

Rosario conoce a Miguel con 15 años, y aunque las vecinas le decían que no le convenía, que la iba a hacer pasar  mucho, cosa que  así fue, Rosario se enamora de Maestrito.

Mi madre cosía sacos de grano con mi abuela Consuelo, madre de Miguel, y una mañana, cuando se dirigían a Crespellina  a echar la peoná, en la puerta de la bodega de Benito, en el punto Jerez apareció un papel escrito,  clavao en la puerta de la bodega:
 
“MUERA FRANCO Y VIVA EL COMUNISMO”

Corrían los años  40, años duros en los que la falange no había tenido piedad de nadie en el pueblo,  mi abuela le dijo a mi madre “ ¿quien habrá escrito eso?, esperemos que no lo cojan”. Poco imaginaba que su hijo Miguel con 16 años era el autor de aquel escrito, con tan mala suerte que Miguel había cogido una hoja de la libreta de su hermana Pepa y estaba firmada por detrás. 

Poco tardó Miguel en ser detenido y ser llevado al cuartel. Mi bisabuela Amparo Salazar  tuvo que pedir “empeños”, como se denominaba en aquella época a los favores, para que la cosa no fuera a mayores. Miguel tiene claro cuál es su cometido en la vida,  del joven que quiere ser matador de toros, pasa a una vida llena de desasosiegos y rebeldía.

Miguel se casa con Rosario y fijan su residencia en la calle Veracruz 45, en la casa  de mis abuelos, mi abuelo enfermo no puede asumir el trabajo de la viña y es Miguel quien asume esa labor, mi madre me contaba que mi abuelo “veía por los ojos de mi padre”, que jamás le dijo nada: A pesar de que en su casa se celebraban reuniones clandestinas organizadas por Miguel, mi abuelo veía bien todo lo que mi padre hacia: No en vano compartía ideología,  lo único que no le gustaba de su yerno es que no traía nada del campo, antes de llegar repartía todo lo que sembraba, pero no se atrevía a referirle nada porque decía: “ no me atrevo a decirle nada, como le diga algo es capaz de dejarme  los campos y este no va a cambiar”.

Si había algo que a Miguel le gustara más que recoger el fruto del campo, era repartir. Salía del campo con el serón lleno y casualidad si llegaba algo a mi casa.

Rosario asume su rol como mujer de líder jornalero con resignación, manteniendo cohesionada la familia aun en los momentos más duros. Incluso cuando es detenido y encarcelado. No puedo olvidar las visitas a la cárcel, con mi madre, siempre cargada con todos nosotros, la imagen de mi padre encarcelado en el penal del Puerto, la impresión de aquella mazmorra, con paredes amarillentas  porque no hay otra forma de calificarla no he podido olvidarla nunca.

Siempre contamos con el apoyo en los momentos difíciles de compañeros y sobre todo de mi tia Pepa. Era como mi padre, dura, incansable,  ella siempre estuvo ahí al cuido de nosotros, al cuido de mi padre en la salud y la enfermedad- La familia siempre tuvo pasión por él, Miguel tenía algo que no le hacía indiferente a nadie, algo que solo tienen los lideres, se nace con ello,  esa capacidad de asumir todos los fracasos y esfuerzo sin un mal gesto, sin una mala palabra, de sacar el aliento para seguir dando impulso a una idea aun en los peores momentos.

Miguel es nombrado diputado provincial , creo que fue la época que pasamos mas necesidades en mi casa. Miguel decía que no se podía vivir de la política, que no se podía usar la política para beneficio personal,  que había que hacer política para mejorar las condiciones del pueblo, que un político no podía ganar más que lo que  su profesión le generaba, y lo cumplía a rajatabla, el ganaba lo que un jornalero del campo, pero con el gasto de un diputado provincial. Iba todos los días a Cádiz a Diputación en Los Amarillos a pesar de que disponía de coche oficial. Una vez le mandaron el coche a mi casa para que lo recogiera, recuerdo aquel coche negro con la banderita en el capó, en la calle Veracruz en la puerta de mi casa. Todo el mundo expectante, “papa hay un coche en la puerta preguntando por ti”…  Había un acto importante y se lo habían mandado para que no llegara tarde,  cuando salió a la puerta y lo vio siguió andando por la acera con el coche detrás hasta llegar a la parada de Los Amarillos.
 
Tan enemigo era de las ostentaciones y del gasto absurdo que resultaba molesto para muchos.

Rosario fue capaz de criar a sus cuatro hijos, casi en la más absoluta soledad,  en ausencia de mi padre, el corazón, la vida de Miguel siempre estuvo ocupada por la lucha obrera, por los más desfavorecidos, ahí entrabamos todos a partes iguales, no había distinciones jornaleros e hijos éramos un todo por el que había que luchar, el corazón de Rosario siempre estuvo ocupado por Miguel.

Mis hermanos y yo siempre supimos que él era así, que jamás cedería ante nada ni nadie. Y Rosario siempre a su lado, antes, ahora y siempre, sin un mal gesto, con la resignación de la que sabe que no puede sucumbir al desanimo, que tiene el papel más difícil de todos, ser la esposa, la compañera,  el nexo de unión de la familia.

Con una capacidad de trabajo y de sacrificio fuera de lo común, Miguel sigue siendo hoy más que nunca,  un referente político y de lucha, en unos años de pérdida de derechos laborales y sociales. En una sociedad sacudida por los escándalos de corrupción y despilfarro a diario, en una sociedad en la que la clase política ha perdido toda credibilidad, Miguel con una
honradez y coherencia fuera de toda duda, su espíritu de lucha, su trabajo está hoy más vigente que nunca. Cuando muchos pensaban que el líder obrero estaba obsoleto, anticuado, que ya lo habíamos ganado todo, que habíamos llegado al estado del bienestar, que no necesitamos a nadie, nos volvimos individualistas “ande yo caliente y riase la gente”…  nos viene esta crisis que golpea a trabajadores y familias, que no entiende de ideología ni partidos, que nos pone en el filo de la navaja y ahora nos volvemos a dar cuenta de lo necesario que son los hombres como Maestrito, siempre alerta, sabedores que el capitalismo no descansa y que la lucha obrera tampoco debe hacerlo.

Quiero agradecer a todos los que día a día siguen honrando la memoria del Maestrito, a todos los que mantienen viva su memoria y que siempre lo apoyaron incondicionalmente… a los que se fueron: Pepe la Dominga, Antonio Calegio, Juan Virginia, Frascundo, Juan del Chino, Pepe el Coquinero, Fausto, Miguel Ruíz, Manzana, Garveta, Antonio Zapatero,  mi tia Pepa…

A los que aun siguen aquí: Pepe Naja, su hermano Julio, Rubio Camacho, Tito, May, Chele, Diego Ganfornina,Jose Borrego, Fuego ,Miguel Dianez, Mariquita, Jose Cabrera, Juan Vicente, Sebastián, Andrés Arellana, Diego, Miguel Galan, Pica , Quique, …

A todos los que estáis hoy aquí. Se que no he nombrado a muchos y os pido disculpas,  pero que sepáis que no dejo en olvido a nadie, solo tengo que acudir a las manifestaciones, oíros hablar o  mirar las fotos que nos rodean para ver la historia, para veros, para ver caras que no recordaba y veros a todos los que aun seguís transmitiendo el mensaje de Maestrito, a vuestro hijos, a vuestros amigos, a vuestro compañeros alentando que hay otra forma de hacer política, desde la honradez y  la coherencia, 
Mi más profundo agradecimiento a todos los habéis conseguido mantener vivo el espíritu de lucha de Maestrito con vuestro reconocimiento y apoyo.

Solo puedo despedir este acto de la única forma que Miguel sabría hacerlo:

COMPAÑEROS,  CAMARADAS, VIVAN LAS CCOO  DEL CAMPO, VIVA EL PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA Y VIVA LA LUCHA OBRERA.


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